ESCENARIO | LA INVENCIÓN DE LA HISTERIA


Dram & Dir. Luis Alcocer Guerrero
México, 20152016

Pocas veces el dramaturgo que dirige su texto se desnuda de una manera tan explícita. Más bien estamos acostumbrados a las charadas por ocultarse y así “evadir” su exposición como un protagonismo narcisista. Luis Alcocer Guerrero se tiró hasta el fondo como kamikaze que sabe que es todo o nada.

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Foto por Gabriel Morales

Lo primero que hizo en las primeras funciones de esta segunda temporada De la invención de la histeria, fue ponerse como Jesús descendiendo de la cruz y a sus actores quienes lo reciben y lo visten, porque descendía semidesnudo. Ya vestido, el cobraba vida, resucitaba a la tercera intención y comenzaba a dirigir frente al público a sus actores “autómatas”, especie de zombies del Gabinete del Dr. Caligari. Y haciendo sonar unos platillos daba órdenes y estos movían máscaras, muñecos o bailaban tap en lugar de hablar sus parlamentos.

Satisfecho su ego, dio pasos para atrás y decidió cambiar todo y quedarse sólo como un ogro que mueve a sus actores como piezas de ajedrez escénico.

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Foto por Antonio Escobar

Todos los rostros de los maniquíes son el rostro de Luis, y los actores usan máscaras de látex para no tener ninguna personalidad, sino ser meras sombras tridimensionadas que ejecutan los textos desmesurados de este pequeño tirano sentado entre el público y que grita y humilla al actor con ojos de tristeza y que si actúa y tiene voz y dicción. Y juega a decir que no es teatro “normal” donde el actor va a recibir el aplauso del público, sino teatro clínico….casi casi sentí el olor del cloroformo. Aniquila la vanidad del actor, pero no la suya, comenzando por demostrar al público la histeria sanguinolenta del dueño de ese universo, el dramaturgo/director.

El público goza, ríe, sufre y se desconcierta cuando al final crucifica al actor que si actúa y les niega el placer de aplaudir. Un total dictador de su pequeño país imaginario lleno de fantasmas, asesinos y turbulentos y manipuladores sentimientos familiares.

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Foto por Gabriel Morales

En los programas de mano, que guardan un cartel al reverso, nos explica que es el Granguiñol Psicotrónico:

“Es un proyecto artístico iniciado por Luis Alcocer dedicado a la creación de un teatro contemporáneo de lo siniestro. Se juega con lo siniestro y macabro del Teatro Gran Guiñol, un tipo de teatro creado en París por Oscar Métenier que de cierta forma precede al cine Gore, y que abordó temas escandalosos y sangrientos; así como ciertas características del Cine Psicotrónico, de naturaleza bizarra, tendencia transgresora y extravagante estética.”

Algunos ejemplos del cine psicotrónico: El abominable Dr. Phibes (1971, dir. Robert Fuest); Fantasma en el Paraíso (1974 dir. Brian De Palma); Santa sangre (1989 dir. Alejandro Jodorowsky).

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Foto por Gabriel Morales

Luis Alcocer Guerrero, ha plasmado “su concepción” de sus propios textos, porque casi todos ellos ya han sido llevados a escena en las últimas dos décadas, pero ahora sí como él los planeó y como él los soñó. Indudablemente es un teatro de autor. Y la puesta es una buena puesta, bien dirigida, tanto, que consigue del público lo que él quiere/desea: torturarlo, manejarlo y dejarlo con un complejo de culpa de algo que el único culpable es él: el autor/director.

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Fernando Muñoz Castillo**
INVISIBLE – Gazette
FEB 2016
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Foto por Gabriel Morales

**Publicado originalmente en el periódico Por Esto durante noviembre de 2015

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